Yo soy escéptico, no creo que haya nadie más, pienso que estamos aislados en este termitero humano, y más allá de esa carne oscura que palpita ahí arriba no hay nada, nadie nos vigila, no hay justicia ni dioses, esto no tiene remedio, sólo un montón de planetas danzando en el vacío cósmico como hojarasca en el viento, trazando órbitas porque sí, bolas de lava, ruedas de hielo, lunas y soles sin significado alguno, la locura del tiempo y la belleza. Y, un día, tarde o temprano, todos morimos. Y nuestros huesos se mezclarán unos con otros, hasta confundirse en una pasta común, cuando nos coma la tierra. Pero entonces qué sentido tiene sufrir tanto y hacer sufrir a los demás y no ser felices pudiendo serlo y todo eso. Tanta infelicidad, para qué. Son enigmas que no caben en la cabeza, de tan disparatados que son. Y uno se enfrenta a todo aquello sin entender y no se puede llegar a ninguna conclusión, lo que se dice a ninguna, es imposible, sólo mirar y mirar y quedarse allí a la intemperie completamente desnudo en la azotea aguardando una señal, esperando a ver si amanece y alguien viene a enderezarnos, mirando las estrellas mientras ellas están a lo suyo y no saben que las contemplas, toda la noche o lo que sea, y es todo misteriosísimo y como raro y un poco místico o así.

Técnicas de iluminación, Eloy Tizón
Una exnovia de hace ya tiempo me dijo una vez -para fastidiarme- que me iba a morir solo, no le caes bien a nadie y te vas a morir solo. Yo no sé si es que a la peña le han metido una trola con lo de la muerte o qué, pero hasta donde yo sé todo el mundo se muere solo, a mí no me da miedo morirme solo, ya sé que me voy a morir solo: me da miedo vivir solo de aquí a que me muera. Pero tampoco me da tanto miedo así que supongo que estoy bien como estoy.

Detrás de ti en el Museo del Traje, Jorge de Cascante
Igual que hay clases de cielo, de alarmas de coche y de muchas otras cosas, en la resaca hay géneros. Guiones trágicos, enriquecidos con diversas dosis y matices de ironía. El marco épico que, por la tarde del segundo día, encuentra al héroe todavía sentado, frotándose las cejas con la punta de los dedos y repitiéndose cosas como «¡Válgame Dios!». Hay resacas futuristas, estremecedoras, espeluznantes; las hay turbadoras. Las hay que desgarran corpiños. Probablemente haya resacas de amor y lujo; las hay hechas de basura y trastos viejos. Hay resacas tan aburridas como la lluvia... No todos los géneros, por otra parte, corresponden a alguna resaca. Por ejemplo, no hay resacas del Oeste. En la vida real, las resacas suelen entrar en un género que la literatura encuentra difícil de explorar y rara vez acomete: tragicomedia.

La información, Martin Amis
Desde el punto de vista moral, ¿es recomendable pagar los impuestos para tener, como contrapartida, el derecho de que le detengan a uno porque otros pagan los impuestos que sirven para mantener a la policía y a los altos funcionarios? Es un círculo vicioso que hay que romper; que no pague nadie durante un tiempo suficientemente largo y los funcionarios morirán de consunción y ya no habrá más guerras.

La espuma de los días, Boris Vian
A veces, cuando estoy borracho, me gusta sentarme en la cama y cantar el himno nacional intentando imaginarme cómo sería creer de verdad que nacer en un lugar concreto es algo de lo que estar orgulloso. Follar con una chica durante más de siete minutos es algo por lo que estar orgulloso. Ser británico, no.

Crezco, Ben Brooks

Seguridad..., ¿qué significa esta palabra en relación con la vida como la conocemos actualmente? En la mayoría de los casos significa estar libre de preocupaciones. Se dice que es la meta que todas las personas persiguen, pero ¿es un objetivo utópico o es un sinónimo de rutina?
Imaginemos al hombre seguro; con esta expresión me refiero al individuo que se ha propuesto como meta en la vida la seguridad económica y personal. En general es un hombre que ha arrinconado las ambiciones y las iniciativas para instalarse, por así decirlo, en una rutina aburrida, pero segura y cómoda, para el resto de su vida. Su futuro no es más que una simple prolongación de su presente y lo acepta como tal con un complacido encogimiento de hombros. Sus ideas e ideales son los de la sociedad en general y es aceptado como individuo respetable, pero normal y prosaico. Pero ¿es un hombre? ¿Se respeta a sí mismo, se siente orgulloso de ser lo que es? ¿Y cómo podría, si no ha arriesgado ni ganado nada? ¿Qué piensa cuando ve sus sueños juveniles de aventuras, conquistas, viajes y heroísmos sepultados bajo el manto del conformismo? ¿Qué siente cuando se da cuenta de que apenas ha probado las mieles de la vida, cuando ve la cárcel que él mismo ha construido a su alrededor buscando el todopoderoso dólar? Si cree que todo está bien, estupendo, pero pensad en la tragedia de un hombre que ha sacrificado su libertad en aras de la seguridad y desearía invertir el curso del tiempo. Hay que compadecerse del hombre que no tiene valor para aceptar el desafío de la libertad, para apartarse del colchón de la seguridad y ver la vida como es, en vez de llevar una vida de segunda mano. La vida ha pasado de largo por delante de este hombre, que la ha contemplado desde un lugar seguro, temeroso de buscar nada mejor. ¿Qué ha hecho, aparte de sentarse a esperar un porvenir que nunca llega?
Pasad las páginas de la historia y ved a los hombres que han labrado el destino del mundo. No han conocido la seguridad, han vivido en vez de existir. ¿Dónde estaría el mundo si todos los hombres hubieran buscado la seguridad, si no hubieran corrido riesgos, si no hubieran puesto en juego su existencia para tener la oportunidad de que la vida fuera diferente, más rica, si ganaban? Son los observadores que se quedan al margen (y que constituyen la inmensa mayoría) los que difunden la idea de que no vale la pena vivir la vida, de que la vida es un fastidio, de que hay que aparcar las ambiciones de la juventud para llevar una existencia que no es más que una dolorosa espera de la muerte. Éstos son los que viven las emociones de la vida a través de las fantasías y experiencias que otros han comprimido en los libros y las películas. Éstos son los insignificantes y olvidados que predican el conformismo, porque es lo único que conocen. Éstos son los que sueñan de noche con lo que habrían podido ser y que al despertar por la mañana ocupan su puesto en la rutina ya familiar y se limitan a existir un día más. Para ellos hace mucho que feneció la aventura de la vida y no tienen más remedio que pasar los años bajo el yugo, maldiciendo su existencia, pero con miedo a morir porque desconocen lo que vendrá después de la muerte. Carecen del único valor verdadero, el que capacita a los hombres para afrontar lo desconocido, sean cuales sean las consecuencias. 
Ahora que lo pienso, parece difícil escribir con propiedad sobre la vida sin mencionar una sola vez la felicidad; así pues, que sea el lector quien responda por sí mismo a esta pregunta: ¿quién es más feliz, el que se ha enfrentado a la tormenta de la vida y ha vivido o el que ha quedado en la seguridad de la orilla y se ha limitado a existir?

El escritor gonzo, Hunter S. Thompson
Estás vivo. Seguirás vivo durante mucho tiempo. Todo lo que te pasará ya me ha pasado antes a mí, y a tu madre, y a tu abuelo. Y hemos sobrevivido. Por ahora. No hay problemas nuevos, sino nuevas formas de solucionarlos.

Lolito, Ben Brooks
El silencio es como la lepra, declaró Wieder, el silencio es como el comunismo, el silencio es como una pantalla blanca que hay que llenar. Si la llenas, ya nada malo puede ocurrirte. Si eres puro, ya nada malo puede ocurrirte. Si no tienes miedo, ya nada malo puede ocurrirte. Según Bibiano, aquélla era la descripción de un ángel. ¿Un ángel fieramente humano?, pregunté. No, huevón, respondió Bibiano, el ángel de nuestro infortunio.

Estrella distante, Roberto Bolaño
En mi opinión, el hombre es capaz de razonar pero no de actuar dentro de límites absolutamente racionales. El hombre es un animal, un animal desarrollado, aunque puestos a pensarlo, todos los animales están desarrollados, si hacemos caso a Darwin. Digamos que el hombre es un animal domesticado, con elementos de salvajismo...

Wilt, Tom Sharpe
Nunca dudes en utilizar la fuerza. La fuerza resuelve problemas e influye en la gente. La mayoría de la gente no está acostumbrada a resolver situaciones mediante la aplicación inmediata y aparentemente aleatoria de la fuerza. Y el simple hecho de que estés dispuesto a usarla -o que puedas llegar a estarlo- es una herramienta de razonamiento muy poderosa.

El último dinosaurio, Hunter S. Thompson

Somos los descendientes de esas personas estúpidas y reales que se olvidaron de que eran nada. Por tanto, emprendemos viajes épicos, desde la nada hasta la nada, empezamos por nada y acabamos en nada, nunca abandonamos nada, pero perpetuamos nuestros delirios. En cierto momento sabemos que no somos nada pero por miedo no pensamos en eso. Durante todo el tiempo mientras realizamos ese viaje desde la nada hasta la nada percibimos -o esperamos- que ahí fuera hay alguien, algo, una tercera presencia que nos sigue, vela por nosotros, nos narra, nos da existencia en sus sueños, y esperamos que ese ser signifique algo, sea algo. ¿Qué es ese algo que esperamos que esté allí fuera?

EsquirlasIsmet Prcić 
Ciertas obras de arte despiertan más interés por sus creadores que por la forma en que han sido creadas; generalmente porque en esa clase de obras se identifica algo que hasta ese instante parecía una percepción íntima e inexpresable, y uno se pregunta: ¿quién es ése que me conoce, y cómo?

Cuentos completos, Truman Capote

Eres la única persona que conozco que aguanta estar tanto tiempo en una librería como yo. Una sabelotodo pero no una sabelotodo cualquiera. Cuando vuelvo a dónde estás te has quitado los zapatos y te rascas los callos, el resultado de tanto correr, mientras lees un libro infantil. Te abrazo. Flaca, digo. Tu pelo se enreda en mi barba. No me afeito con suficiente frecuencia para nadie.
Esto podría funcionar, dices. Sólo hay que darle un chance.

Así es como la pierdes, Junot Díaz

Nos reímos precisamente porque no tenemos razones. Porque estamos cayendo, todos cayendo en picado, y lo único que nos queda es esto. Esta risotada, que no nos van a poder arrancar en la vida, ni con despidos, ni cruzándonos la cara un millón de veces, ni con cien mil humillaciones, ni mediante ejércitos de tutores, profesores, policías, trabajadores sociales, jueces.
No, ésta es la parte que no han entendido aún. Esta risa está aquí para quedarse.

Rompepistas, Kiko Amat
Porque si una aglomeración de letras
-minúsculos dibujos con formas
curvas y rectas- y asociaciones de dibujos
consiguiesen expresar la Verdad,
entonces la Verdad no sería tan importante,
y no merecería esfuerzo alguno.
Porque la Verdad verdadera es iletrada (sólo puede ser así).
Lo que aplastamos, nos aplasta.
La naturaleza no sería tan ridícula hasta el punto
de resumirse en una fórmula literaria
o matemática.
Pon el libro más brillante de Goethe
al lado de una piedra: vuelve al día siguiente,
y al día siguiente. Y a la semana siguiente.
Verás que a la piedra no le ha sucedido nada,
mientras que el libro, por todos lados, por todas partes,
habrá empezado a perder cualidades.

Un viaje a la India, Gonçalo M. Tavares

Ahí sentado bebiendo consideré la idea del suicidio, pero sentí un extraño cariño por mi cuerpo, por mi vida. A pesar de sus cicatrices y marcas, me pertenecían. Me miraría en el espejo del armario y sonriendo burlonamente diría: si te vas a ir de esta vida, puedes llevarte a ocho, diez o veinte contigo...
Era la noche de un sábado del mes de diciembre. Yo estaba en mi habitación y había bebido mucho más de lo usual, encendiendo cigarrillo tras cigarrillo, pensando en chicas, en la ciudad y sus trabajos y en los años que tenía por delante. Al mirar el porvenir, me gustaba muy poco lo que veía. Yo no era un misántropo ni un misógino, pero prefería estar solo. Era agradable sentarse solo en un recinto pequeño y beber y fumar. Siempre supe hacerme compañía.

La senda del perdedor, Charles Bukowski
Entre Proust y el Bhagavad Gita
tal vez haya diferencias más significativas
que entre París y Calcuta. Al ser las ciudades
cosas materiales y concretas, el espacio para
las invenciones y las mentiras es menor. En la literatura
se miente con más naturalidad,
y dos mentirás siempre se alejarán más entre sí
que dos verdades.


Un viaje a la India, Gonçalo M. Tavares

-Si al menos pudiéramos escapar de esta trampa, ir a alguna parte, hacer algo, olvidar nuestros problemas durante un rato -dije.
-Son sólo las once y media -dijo-. ¿Te apetece ir al Cock'N'Bull?
-No me refería a eso. Hablo de encontrar la paz, cierta euforia que nos ayude a pasar este momento de crisis.
-¿Por qué no te emborrachas? -dijo.
Le dije que tampoco me refería a una borrachera. Hablaba de una fuga absoluta, como la de los chicos. Por ejemplo, fumar marihuana.
-Pues fuma -dijo-. Seguro que encuentras en los dormitorios del fondo.
-Tengo un poco aquí -dije, golpeándome la camisa.
-Bien -dijo-. Fúmatela si quieres.
-¿Solo? La hierba no se fuma en soledad. Para disfrutarla hay que compartir el placer con otros.
-Aquí no hay nadie más que yo.
-¿Y qué opinas?
-Me parece que no.
-Lo suponía -dije.
-Lo siento.
-Que tengas que ser tú, con la de gente que hay en el mundo.
-¡Pero es que no quiero!
-Tú, la persona más maltratada y atormentada de esta casa, tú, que lo has sacrificado todo, y tu mundo se derrumba a tu alrededor...
-¡Mi mundo no se está derrumbando!
-Tú la necesitas más que ninguna otra persona y la rechazas.
-No la necesito.
-Quizá tengas razón. Mejor tener fuerza de voluntad, apretar los dientes y quedarte ahí, aguantando el castigo. El mejor acero procede de la fragua más caliente. Olvídalo. Espero que no te importe que me quede aquí bebiendo hasta reventar. Es lo único que le queda a un padre amargado, eso o irse de bares a ligar con alguna golfa.

Al oeste de Roma, John Fante

Un día le pregunté a mi abuelo qué era la guerra civil. Yo debía de tener nueve años. Y él me dijo que era una guerra que hubo aquí entre buenos y malos. Y esto no lo dijo así porque yo fuese un niño. Lo dijo así porque era la puta verdad, entonces y ahora. Y me dijo que perdimos los buenos, perdimos, dijo, y que hay veces en la vida que tener razón no sirve de nada. Que aquella guerra fue una de las primeras veces que los que tenían razón, los buenos, perdieron. Ésa es la justicia de este mundo, me dijo. Y me dijo que un día se iba a enderezar eso, y que los buenos se levantarían y esta vez ganarían. No lo dijo así por mis nueve años. Lo dijo así porque era la puta verdad, entonces y ahora, la única verdad futura que valía la pena guardarse en el corazón, la única esperanza que no le pudieron arrancar. Y yo he dudado de muchas cosas en la vida, pero ¿de ésa? Nunca.

Rompepistas, Kiko Amat
Todos los caminos que he escogido me parecen correctos según las evidencias. ¿Qué más da que el marcador vaya en mi contra? He estado en el campo de batalla mucho tiempo. Y supongo que siempre lo estaré... es mi naturaleza.

El último dinosaurio, Hunter S. Thompson
Errar días y días. La suave compañía de las mesas vecinas en el café. Una mujer deseada, compartir una mirada, una frase o una melodía. Darse importancia ante un espejo.

Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce, Roberto Bolaño y A. G. Porta
Nadie esperaba que llegara más allá de los veinte años. Y yo menos todavía. Me digo: «Bueno, hoy he salido adelante, pero mañana ya veremos». Vivimos en un mundo raro y retorcido; no puedes permitirte bajar la guardia; no hagas el gilipollas. Tienes que tener en todo momento tus asuntos en orden.

El último dinosaurio, Hunter S. Thompson
Era cierto el hecho de que ninguno de los dos, hiciera lo que hiciera, iba a dejar de morir un día u otro. No, ésa era finalmente una incertidumbre. También era cierto que lo que tiene que pasar pasará. Otra incertidumbre. Pensé entonces que puestos a morir quizá mejor sería sufrirlo en movimiento y no enfermo o viejo en una cama. Incertidumbre también, pero reconfortante.

Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce, Roberto Bolaño y A. G. Porta
Samuel Beckett a menudo fue acusado de pesimista, una acusación que negaba. De hecho, argumentaba, aquellos que son calificados de pesimistas son los verdaderos optimistas: si no fuera por su fe en que el mundo, por horrible que sea, puede mejorar, nunca se molestarían en plantear ningún problema. Los optimistas, añadía, son los verdaderos pesimistas, pues están tan convencidos de que la situación no tiene arreglo, que todo lo que pueden hacer es fingir que no pasa nada malo.

Lamentaciones de un prepucio, Shalom Auslander
Ahora me pagan por pensar. Siempre me han pagado por pensar. Pero no por formar parte de un comité de sabios que deciden cuál es el mejor camino para descubrir la antimateria. Mis trabajos son tan basura que me pagan por pensar en lo que a mí me dé la gana mientras no hago nada.

Hilo musical, Miqui Otero
Refiriéndose a los deseos sexuales, el poeta Max Jacob escribió: «Que el Cielo me perdone por los placeres que sabe que son involuntarios». Unos años más tarde, el Cielo mató a Max en un campo de concentración alemán.

Lamentaciones de un prepucio, Shalom Auslander.
Hay ciertas ocasiones en las que los seres humanos creen que pueden conseguirlo todo. En estos momentos, cuando todo su ser está empapado de esta creencia, ven muchas cosas que normalmente son invisibles para los ojos humanos. Luego, pasado un tiempo, incluso después de haber descendido hasta el fondo del pozo de la memoria, estos momentos reviven unos instantes y de nuevo les recuerdan a los hombres la milagrosa plenitud de las penas y las alegrías del mundo. Nadie puede evitar estos hitos del destino, como tampoco puede nadie -sea quien sea- evitar la desgracia de que sus ojos vean más de lo que pueden soportar.

Sed de amor, Yukio Mishima

Nosotros éramos la amenaza: sin ningún disfraz, éramos drogadictos escandalosamente pasados, montando un número de locos flagrantes que intentábamos llevar siempre hasta el límite... No para mostrar ningún principio sociológico trascendente, ni siquiera como burla consciente: básicamente era cuestión de estilo de vida, un sentido de lo que era obligado e incluso del deber. Si los cerdos se reunían en Las Vegas para una conferencia de alto nivel sobre la drogadicción, considerábamos que la cultura de la droga debía estar representada allí.
Aparte de esto, yo llevaba ya tanto tiempo pasado, que aquello me parecía perfectamente lógico. Consideraba las cosas y me sentía totalmente engranado en mi karma.

Miedo y asco en Las Vegas, Hunter S. Thompson