-Oye, ¿tú estás loco, verdad?
-No. Es que me aburro, me aburro inmensamente -repuso él, calculando que allí había un camino para figurar a los ojos de Mignonne como un hombre excepcional, muy baqueteado ya por la vida.
-¿Te aburres? -musitó ella no del todo convencida aún.
-Estoy agotando mi existencia en el tedio; y la furia por divertirme toma aspecto de locura. No encuentro nada que me interese. Acaso el amor... Pero el amor es igual que el catarro.
-¿Igual que el catarro? -dijo Mignonne aceptando el anzuelo-. ¿Por qué?
-Porque, como el catarro, empieza por una congestión y acaba obligándonos a limpiarnos los ojos con el pañuelo

Amor se escribe sin hache, Enrique Jardiel Poncela
He vivido siempre a la ligera, sin preocuparme demasiado de los problemas que me salían al paso, y sin asustarme nunca de los conflictos que mi propia ligereza me creaba, porque siempre he creído que la existencia es un juego de azar y sólo los perturbados se obstinan en regir el azar con las leyes del cálculo y del razonamiento.

Amor se escribe sin hache, Enrique Jardiel Poncela

-¿Tomas muchas drogas?
Mott vació su taza, secándose el bigote con una manga de ante.
-Sí. ¿Y tú?
-Probé alguna en Berkeley.
-¿Qué hiciste? ¿Las dejaste?
-No del todo. Simplemente las cosas cambiaron.
-Ves -dijo Mott despacio-, eso es precisamente por lo que las tomo. Las drogas nunca cambian, pero uno sí lo hace, así que de esta forma tienes algo con lo que medir tus cambios, algo así como una roca en el río que te indica el nivel del agua.

Stone Junction, Jim Dodge
Nunca, en ninguna otra época y en ninguna otra civilización, se ha pensado tanto y tan constantamente en la edad; la gente tiene en la cabeza una idea muy simple del futuro: llegará un momento en que la suma de los placeres físicos que uno puede esperar de la vida sea inferior a la suma de los dolores (uno siente, en el fondo de sí mismo, el giro del contador; y el contador siempre gira en el mismo sentido). Este examen racional de placeres y dolores, que cada cual se ve empujado a hacer tarde o temprano, conduce inexorablemente a partir de cierta edad al suicidio. Es divertido observar que Deleuze y Debord, dos respetados intelectuales de fin de siglo, se suicidaron sin motivos concretos, sólo porque no soportaban la perspectiva de su propia decadencia física. Estos suicidios no despertaron ningún asombro, no provocaron ningún comentario; en general, los suicidios de la gente mayor, que son los más frecuentes, nos parecen hoy en día perfectamente lógicos. Como rasgo sintomático, también podemos señalar la reacción del público frente a la perspectiva de un atentado terrorista: en la casi totalidad de los casos la gente preferiría morir en el acto antes que verse mutilada, o incluso desfigurada. En parte, claro, porque todos están un poco hartos de la vida; pero sobre todo porque nada, ni siquiera la muerte, les parece tan terrible como vivir en un cuerpo menoscabado.

Las partículas elementales, Michel Houellebecq
La sinceridad es como una piñata. Una piñata enorme, estridente y en forma de burro que todo el mundo golpea con las manos con la esperanza de romperla para que chorree pequeños fragmentos de algo mejor que lo que tiene.

Lolito, Ben Brooks
He dedicado la mitad de mi vida a sobrevivir porque la vida ha sido mezquina conmigo. El perdón es una pérdida de energía, puesto que no hay nada que perdonar. Creo en el buen sentido de las cosas como son y en las posibilidades del ahora mismo.

Stone Junction, Jim Dodge
Una de las características más sorprendentes del amor físico es la sensación de intimidad que procura, al menos cuando va acompañado de un mínimo de simpatía mutua. Ya en los primeros minutos se pasa del usted al tú, y parece que la amante, incluso si la hemos conocido la noche anterior, tiene derecho a ciertas confidencias que no le haríamos a ninguna otra persona.

Las partículas elementales, Michel Houellebecq
Mi existencia me es indiferente ahora mismo. Mi existencia es como la India. Mi existencia es como un tiburón que merodea en mitad del Atlántico. Ya no está asociada conmigo. No es una parte de mí. Simplemente está ahí, a mi lado, como una lámpara o un microondas.

Lolito, Ben Brooks

Es mejor tomarse la vida a la ligera -pensó-. Después de todo, aquellos a quienes la vida les resulta fácil, no tienen que dar ninguna excusa por vivir más allá de este punto. Los que la encuentran difícil, a su vez, muy pronto usan como excusa algo más que la mera existencia. Afirmar que la vida es dura no es algo de lo que debamos alardear. El poder que tenemos para hallar todas las dificultades posibles en la vida, ayuda a hacer la vida más fácil para la mayoría de los hombres. Si careciéramos de este poder, la vida sería algo sin dificultad ni facilidad: una mera esfera vacía, resbaladiza, sin ningún punto de apoyo.
Este poder es el que evita que la vida tome esta apariencia, un poder que la gente nunca la ha mirado con estos ojos, no conoce. Y, sin embargo, no es nada fuera de lo ordinario, no es ningún poder anormal; de hecho, no es más que una necesidad cotidiana. Los que hacen trampas con las balanzas de la vida y las hacen parecer indebidamente pesadas, recibirán su castigo en el infierno. Incluso sin manipularlo, el peso de la vida no es superior al de un abrigo; puesto, apenas se nota. Sólo los enfermos siente el peso del abrigo que les cubre y encorvan la espalda. Yo tengo que llevar prendas de abrigo más pesadas que otros, porque mi alma nació, y continúa viviendo, en el país de las nieves. Para mí, los problemas de la vida se reducen al simple acomodamiento de la armadura que me protege.

Sed de amor, Yukio Mishima
Uno ve a la gente durante años, a veces décadas, y poco a poco se acostumbra a evitar las cuestiones personales y los temas realmente importantes; pero tiene la esperanza de que en algún momento, en circunstancias más favorables, tendrá ocasión de abordar esos temas, esas cuestiones; nunca desaparece la perspectiva, aplazada una y otra vez, de un modo de relación más humano y más completo, porque ninguna relación humana encaja bien en un marco preestablecido y definitivamente estrecho. Así pues, sobrevive la idea de una relación 'auténtica y profunda'; sobrevive durante años, a veces décadas, hasta que un acontecimiento brutal y definitivo (normalmente la muerte) le dice a uno que es demasiado tarde, que esa relación 'auténtica y profunda' con la que había soñado nunca se hará realidad, igual que todas las demás.

Las partículas elementales, Michel Houellebecq
La gente dice muchas cosas buenas sobre la sinceridad, y yo creo que la sinceridad es como una piñata vacía. La gente debería hacer feliz a los demás, y para eso no hace falta ser honesto.

Lolito, Ben Brooks
Si no te sale ardiendo de dentro,
a pesar de todo,
no lo hagas.

A no ser que salga espontáneamente de tu corazón
y de tu mente y de tu boca
y de tus tripas,
no lo hagas.

Si tienes que sentarte durante horas
con la mirada fija en la pantalla del ordenador
o clavado en tu máquina de escribir
buscando las palabras,
no lo hagas.

Si lo haces por dinero o fama,
no lo hagas.

Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama,
no lo hagas.

Si tienes que sentarte
y reescribirlo una y otra vez,
no lo hagas.

Si te cansa sólo pensar en hacerlo,
no lo hagas.

Si estás intentando escribir
como cualquier otro, olvídalo.

Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti,
espera pacientemente.
Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa.

Si primero tienes que leerlo a tu esposa
o a tu novia ó a tu novio
o a tus padres o a cualquiera,
no estás preparado.

No seas como tantos escritores,
no seas como tantos miles de
personas que se llaman a sí mismos escritores,
no seas soso y aburrido y pretencioso,
no te consumas en tu amor propio.
Las bibliotecas del mundo
bostezan hasta dormirse
con esa gente.

No seas uno de ellos.
No lo hagas.

A no ser que salga de tu alma
como un cohete,
a no ser que quedarte quieto
pudiera llevarte a la locura,
al suicidio o al asesinato,
no lo hagas.

A no ser que el sol dentro de ti
esté quemando tus tripas, no lo hagas.
Cuando sea verdaderamente el momento,
y si has sido elegido,
sucederá por sí solo y
seguirá sucediendo hasta que mueras
o hasta que muera en ti.

No hay otro camino.
Y nunca lo hubo.

Charles Bukowski
La vida te ofrece una oportunidad a veces, se dijo, pero cuando eres demasiado cobarde o indeciso para aprovecharla, la vida recoge sus cartas, hay un momento para hacer las cosas y para abrazar una felicidad posible, ese momento dura algunos días, a veces unas semanas e incluso unos meses, pero sólo se presenta una única vez y, si quieres rectificar más tarde es simplemente imposible, ya no queda sitio para la esperanza, la creencia y la fe, subsiste una resignación suave, una piedad recíproca y entristecida, la sensación inútil y justa de que podría haber ocurrido algo, de que sencillamente uno se ha mostrado indigno del don que le acaban de hacer.

El mapa y el territorio, Michel Houellebecq
A veces las cosas van bien. A veces puedes quedarte en la cama todo el día. A veces el café sabe bien. A veces puedes sentarte en la ducha y simular que estás en medio de un monzón. A veces el sexo dura más que un anuncio de la tele. A veces, después de cenar, el cielo se tiñe de colores extraños y parece un acuario lleno de Nemos. A veces la gente que tienes cerca no hace que te den ganas de comerte tus propias manos. A veces te duermes enseguida. A veces está Alice. A veces no te alcanza el dinero pero el hombre de la tienda te deja llevarte el tabaco de todas formas. A veces hace calor y estás borracho y eres alto.

Lolito, Ben Brooks
El humor no nos salva; no sirve prácticamente para nada. Uno puede enfrentarse a los acontecimientos de la vida con humor durante años, a veces muchos años, y en algunos casos puede mantener una actitud humorística casi hasta el final; pero la vida siempre nos rompe el corazón. Por mucho valor, sangre fría y humor que uno acumule a lo largo de su vida, siempre acaba con el corazón destrozado. Y entonces uno deja de reírse. A fin de cuentas ya sólo quedan la soledad, el frío y el silencio. A fin de cuentas, sólo queda la muerte.

Las partículas elementales, Michel Houellebecq