A veces he oído decir que la felicidad se aprecia retrospectivamente. Pensamos: no me daba cuenta, pero yo era feliz entonces. En mi caso no es cierto. He sido infeliz mucho tiempo, y muy consciente de serlo; hoy amo lo que me ha tocado en suerte, y no tengo mucho mérito porque es algo amable, y mi filosofía entera se resume en la frase que habría murmurado, la noche de la coronación, Letizia, la madre de Napoleón:
«Con tal de que dure.»
Ah, y además: prefiero lo que me acerca a los demás hombres que lo que me distingue de ellos. También esto es nuevo.

De vidas ajenas, Emmanuel Carrère

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