Una tarde fuimos a visitarle y lo encontramos en la cocina. Llevaba delantal, fregaba los platos y preparaba la cena para su hijita Colette y su mujer. El amigo con quién había ido trató de bromear: «Pero oye, Durruti, ésos son trabajos femeninos.» Durruti le contestó rudamente: «Toma este ejemplo: cuando mi mujer va a trabajar yo limpio la casa, hago las camas y preparo la comida. Además baño a la niña y la visto. Si crees que un anarquista tiene que estar metido en un bar o en un café mientras su mujer trabaja, quiere decir que no has comprendido nada.»
El corto verano de la anarquía, Hans Magnus Enzensberger