Todas las juventudes se parecen, es en la madurez cuando empieza la diferencia, nos diferenciamos en cómo resolvemos esa desazón originaria, en cómo abordamos el cruce de caminos que se nos presenta a la salida de la juventud. El tiempo que perdimos. La imposibilidad de recuperarlo. No tener claro si lo que hicimos fue perder o ganar. Uno nunca sabe si hay otra forma de madurar que no sea perdiendo todo ese tiempo, empeñándose en esas discusiones pour critiquer le monde avec désinvolture, con el yo siempre por delante, el yo como bandera y como objetivo, aunque la vida luego acabe discurriendo al margen.

Crematorio, Rafael Chirbes

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