Siempre me río de los que afirman defender a las minorías, puesto que la primera minoría es el individuo. El grupo apareja inevitablemente un precio moral e intelectual que, una vez que se paga, jamás puede recuperarse. El mal es el grupo en sí. El sentido de pertenencia a un grupo siempre genera violencia. Hay algunos que piensan que, para evitarlo, la solución es que el grupo se amplíe lo más posible. Pero otros creemos que para ir por la vida no hace falta ningún paraguas. Vamos mucho mejor solos.

Cicatriz, Sara Mesa

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