Las personas como yo, con un sentido de la orientación artero, con una topographagnosia que me aconseja abrigando los más viles desenlaces, con una capacidad para trazar mapas cognitivos nula, suelen recluirse. Les da miedo moverse, porque de repente están perdidos. Un pestañeo y algún tramoyista cabrón ha movido todo el decorado. Las personas como yo, digo, suelen replegarse, sumergirse en libros y discos, limitarse a pisar los escasos metros de su habitación donde pasa todo y donde nada sucede. Y, sin embargo, me muevo.

Rayos, Miqui Otero

No hay comentarios:

Publicar un comentario