Si hay algo que sea común al animal humano es que tiene la capacidad de aumentar el conocimiento de forma acelerada y al mismo tiempo es cronicámente incapaz de aprender de la experiencia. Si bien en la ciencia y en la tecnología el progreso se acumula, en la política y en la ética, el progreso es cíclico. Se las llame como se las llame, la tortura y la esclavitud son males universales, y estos males no pueden ser asignados al pasado como si fueran teorías obsoletas de las ciencias. Se repiten con nombres diferentes: las torturas ahora son «técnicas de interrogatorio forzadas», la esclavitud ahora es «trata de personas». Cualquier disminución en males universales es un avance en civilización. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con el conocimiento científico, las limitaciones a la vida civilizada no pueden guardarse en un disco duro. Son hábitos del comportamiento que una vez rotos son difíciles de reparar. La civilización es natural para los seres humanos, pero también lo es la barbarie.

El silencio de los animales, John Gray

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