-Mira -dijo ella-. Que un hombre ponga a una mujer un poco en un pedestal no es lo peor que puede pasar. -Sonrió y me acarició el hombro para animarme, pero yo no logré esbozar una sonrisa-. JR, enamorarse es una bendición. Intenta disfrutarla.
-¿Y si se me rompe el corazón? -le pregunté.
Ella miró más allá de mi cabeza.
-¿Mamá?
Gesto inexpresivo.
-¿Mamá?
Mi madre bajó la vista y me miró.
-Sobrevivirás -me dijo.

El bar de las grandes esperanzas, J.R. Moehringer

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