La lacra de la felicidad infantil ha extendido el deporte hasta convertirlo en un negocio de estado, sólo comparable con la fabricación de armamento nuclear; y ha rebajado las exigencias morales de los inexistentes adultos a niveles de jardín de infancia. No es de extrañar que en la actualidad la población desarrollada sea prácticamente analfabeta, a la manera de los niños, es decir, con una cantidad ingente de información inútil ocupando la totalidad del cerebro.

Historia de un idiota contada por él mismo, Félix de Azúa

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