No puedo obviar que para mí el optimismo es, en el mejor de los casos, un producto de esos discursos irreflexivos fabricados por mentes planas que no albergan más que palabras y una manera de pensar absurda, cuando no algo ciertamente vil: la triste venganza de los innombrables sufrimientos de la humanidad.

El mundo como voluntad y representación, Arthur Schopenhauer

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