Todo placer insatisfecho es una ocasión desperdiciada para siempre. No seré yo quien se ponga a esgrimir el sufrimiento para prohibir las orgías y los excesos. Dejemos hablar a los mediocres de las consecuencias de los placeres: ¿acaso las del dolor no son más graves aún? Sólo un mediocre deseará, para morir, alcanzar el estadio de la vejez. Sufrid, pues, embriagaos, bebed la copa del placer hasta el final, llorad o reíd, gritad de alegría o de desesperación -de todas formas nada quedará de todo ello. Toda la moral no tiene más objetivo que transformar esta vida en una suma de ocasiones desperdiciadas.

En las cimas de la desesperación, E.M. Cioran

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