Tú no te imaginas siquiera cómo pueden acabar de repente ciertos agostos que se estrellan contra un septiembre anticipado, como un automóvil que acaba contra un árbol, y se abarquillan, se desinflan como un acordeón que pierde aliento. Tanta arrogancia por la canícula de la Ascensión o cuando el cielo nocturno monta los fuegos artificiales de San Lorenzo y los sentidos parecen tan colmados y la vida una caverna de bóvedas altísimas, y en cambio cuatro gotas de lluvia, el tiempo de un confeti y un sólo día se engulle ese mes túrgido y engreído... También la vida es así, como agosto, te das cuenta de que ha caducado del dicho al hecho, cuando no te lo esperabas en absoluto, la goma se ha encogido y ya no se alargará más y desde un rincón se asoma el cuervo para decir su nevermore...

Tristano muere, Antonio Tabucchi

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