En cuanto a la sinceridad despiadada, la sinceridad despiadada no es un truco difícil de aprender. Al contrario, es la cosa más fácil del mundo. Del mismo modo que un sapo venenoso no se envenena a sí mismo, así enseguida endurecemos la piel contra nuestra propia sinceridad. ¡Muerte a la razón, muerte al habla! Lo único importante es hacer lo que debes, ya sea por la razón correcta, por la equivocada o por ninguna.

Juventud, J.M. Coetzee

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