Quizá lo más cerca que podamos estar de la muerte es escribiendo, en el sentido de que escribir es ausentarse de la vida, un abandono provisional del mundo y de nuestras nimias tribulaciones para intentar ver las cosas con mayor claridad. Escribiendo, uno da un paso atrás y al lado respecto de la vida para verla con mayor desapego, tanto de manera más distante como más próxima. Con una mirada más firme. Escribir te permite dar las cosas por zanjadas: las obsesiones, los remordimientos y los recuerdos que nos despellejan vivos.

Apuntes sobre el suicidio, Simon Critchley

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