Me han grabado a fuego desde pequeño que la educación permanece siempre por encima de la sinceridad. Hoy en día no es así. No paro de escuchar frases como «Soy una persona muy legal, te digo las cosas a la cara», morid, hijos de puta, nadie debería restregar por la cara a nadie su maldita sinceridad.

Érase una vez el fin, Pablo Rivero

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