Los grandes cínicos han sido antes grandes entusiastas de la vida. Su entusiasmo troca en cinismo mediante la experiencia, pero se trata de un cinismo tan lleno de energía como aquel entusiasmo, lo cual los sitúa de nuevo dentro de la vida. Si no valiese la pena existir tampoco valdría la pena escribir para contarlo.

El descrédito, VV.AA.

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