El mundo puede ser peor, una pendiente de degradaciones e insomnios en las que rueda la indignidad hasta corromperlo todo, hasta oxidar los recuerdos, hasta poner en duda la materia que hace posible el amor, la alegría y la conciencia. Puede ser un circo en una ciudad dispuesta a aplaudir, y a opinar, y a calificar del uno al diez a las dos fieras que se destrozan en la pista. Nosotros, que nos quisimos tanto, nosotros, tan civilizados por una cultura nueva y tan deleznables como las alimañas de siempre.

No me cuentes tu vida, Luis García Montero

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