Mal que pese a muchos, el espectáculo se acaba; las luces se apagan, las tramoyas quedan abandonadas, el graderío vacío, la carpa silenciosa. Y sólo quedan hombres y mujeres marcados por el espectáculo, aplastados por la burocracia en la pista central. Felices en su desgracia. El secreto es aceptar lo absurdo de la existencia.

Challenger, Guillem López

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