Nunca he creído realmente que envejeceré al lado de la mujer con la que estoy, que ella me cerrará los ojos o que yo cerraré los suyos. Me digo que la próxima mujer será por fin la buena, y al mismo tiempo no dudo de que, siendo como soy, la próxima no resolverá el problema, que no habrá ninguna y que acabaré solo.

De vidas ajenas, Emmanuel Carrère

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