Nosotros éramos la amenaza: sin ningún disfraz, éramos drogadictos escandalosamente pasados, montando un número de locos flagrantes que intentábamos llevar siempre hasta el límite... No para mostrar ningún principio sociológico trascendente, ni siquiera como burla consciente: básicamente era cuestión de estilo de vida, un sentido de lo que era obligado e incluso del deber. Si los cerdos se reunían en Las Vegas para una conferencia de alto nivel sobre la drogadicción, considerábamos que la cultura de la droga debía estar representada allí.
Aparte de esto, yo llevaba ya tanto tiempo pasado, que aquello me parecía perfectamente lógico. Consideraba las cosas y me sentía totalmente engranado en mi karma.

Miedo y asco en Las Vegas, Hunter S. Thompson

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