Yo soy escéptico, no creo que haya nadie más, pienso que estamos aislados en este termitero humano, y más allá de esa carne oscura que palpita ahí arriba no hay nada, nadie nos vigila, no hay justicia ni dioses, esto no tiene remedio, sólo un montón de planetas danzando en el vacío cósmico como hojarasca en el viento, trazando órbitas porque sí, bolas de lava, ruedas de hielo, lunas y soles sin significado alguno, la locura del tiempo y la belleza. Y, un día, tarde o temprano, todos morimos. Y nuestros huesos se mezclarán unos con otros, hasta confundirse en una pasta común, cuando nos coma la tierra. Pero entonces qué sentido tiene sufrir tanto y hacer sufrir a los demás y no ser felices pudiendo serlo y todo eso. Tanta infelicidad, para qué. Son enigmas que no caben en la cabeza, de tan disparatados que son. Y uno se enfrenta a todo aquello sin entender y no se puede llegar a ninguna conclusión, lo que se dice a ninguna, es imposible, sólo mirar y mirar y quedarse allí a la intemperie completamente desnudo en la azotea aguardando una señal, esperando a ver si amanece y alguien viene a enderezarnos, mirando las estrellas mientras ellas están a lo suyo y no saben que las contemplas, toda la noche o lo que sea, y es todo misteriosísimo y como raro y un poco místico o así.

Técnicas de iluminación, Eloy Tizón

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